*Por María Julia Bearzi, directora ejecutiva de Endeavor Argentina
“Nadie es una isla”, proclamaba John Donne, el autor de “Por Quién Doblan las Campanas” en su versión menos inclusiva pues el texto original es “Ningún hombre es una isla”.
Querido John, dejame decirte: tuve que parafrasearte para incluirnos a nosotras, las mujeres, pero el sentido de tu afirmación sigue intacto.
Sin embargo, en un estudio realizado por Endeavor con Mastercard sobre La brecha de género en el sector de tecnología identificamos que uno de los desafíos del crecimiento de las compañías lideradas por mujeres es la falta de acceso a redes de contacto.
Primero entendamos la importancia de formar parte de comunidades y redes de apoyo:
- Emprender es una actividad muy solitaria, en la que tenemos que tomar cientos de decisiones solas relacionadas con temas que conocemos y otros que no, por eso lograr redes de contención que nos guíen en este proceso será clave para evitar errores de manual.
- Recibir consejos y asesoramiento de expertos reconocidos que donan su tiempo y conocimiento a nuevas emprendedoras.
- Intercambiar con otros te da la posibilidad de tener una perspectiva diferente sobre tus desafíos y aprender de quienes ya transitaron por lo mismo que vos.
- Validar nuestro conocimiento y ganar más seguridad.
- Lograr oportunidades comerciales.
- Contribuir a elevar el perfil de nuestro proyecto y de nosotras mismas. Dar a conocer nuestro emprendimiento en los espacios adecuados nos ayudará a la hora de buscar capital y nuevos clientes.
- Ser modelos de rol para nuevas generaciones de emprendedoras: la sociedad necesita mujeres líderes que sean modelo rol y de inspiración y así generar un efecto multiplicador en la sociedad.
Algunos creen que hacer networking es un talento innato, pero para mí es algo que puede ponerse en práctica. Primero hay que derribar algunos paradigmas como el temor a contar la idea o proyecto por miedo a que nos la roben, en general es una afirmación que existe en el inconsciente colectivo. Entre las mujeres esta resistencia al networking se agudiza por la falta de confianza y de creer que, si no tengo el plan perfecto y todos los conocimientos necesarios para llevar adelante ese proyecto, no vale la pena exponerse.
Hacer networking no significa cargar nuestras agendas de números o mails de gente importante para contactarlos cuando necesitamos algo. Es mucho más genuino: se trata de tejer redes de colaboración, basadas en la confianza, algo que se construye en el tiempo. Para obtener el apoyo de otros primero tenemos que tener confianza en nosotras mismas y en el proyecto que estamos encarando. Hay que identificar qué espacios y personas me inspiran, si son afines a mi industria y mi estadio emprendedor y si sus valores se ajustan a los míos.
Sin dudas la calidad de la red determinará el impacto del networking en el crecimiento de nuestro negocio.