El cofundador de Jampp, Diego Meller, describe cómo fueron los inicios de la plataforma que simplifica el proceso de promoción de apps para que sus clientes puedan atraer usuarios de manera eficiente.
Contra el frecuente pronóstico de que hacer negocios con amigos es, de hecho, el peor negocio, Diego Meller y Martín Añazco decidieron asumir los riesgos y aventurarse con un proyecto propio. Fue así que en los albores del año 2000 nació Livra, una empresa dedicada a la investigación de mercado online y que muy pronto se convirtió en líder en América Latina.
Comprada por Ipsos un par de años más tarde, tanto Diego como Martín continuaron trabajando un corto período de tiempo para el proyecto que ellos mismos habían gestado, pero, en paralelo, comenzaron a pensar cuál sería su siguiente paso: eran los inicios de Atommica.
Con Diego radicado en Londres, Atommica se dedicó a explorar el mundo de los videojuegos. “Lanzamos un par al mercado y nos fue más o menos bien en términos de tráfico: nuestro juego más popular llegó a tener un millón de usuarios en Brasil. Pero la monetización era terriblemente mala”, recuerda Diego. “Nos dimos cuenta de que la tendencia venía por lo mobile…que si tenías un juego o una app era muy complicado hacerla conocida. Pero, sobre todo, que saber distribuirla era una parte clave de crecer en usuarios”, completa. Jampp, el tercer emprendimiento de Diego y Martín en menos de 15 años, estaba por ver la luz. “En una semana tomamos una decisión: nos deshicimos de la parte de juegos de la compañía y empezamos a armar Jampp.”
El año 2013 asomaba despacio y la demanda del mercado era espectacular: existían millones de empresas que lanzaban servicios con apps. La competencia era atroz, y la diferenciación casi imposible. Ni Facebook, ni Twitter, ni Google tenían un producto de marketing de aplicaciones, y la plataforma de adquisición y remarketing de usuarios creada por Diego y Martín comenzó a operar con base en Buenos Aires y Londres, cinco clientes y seis empleados.
El modelo de Jampp se basaba en comprar tráfico para sus clientes, pero en cobrar por performance. “Le sacamos mucho riesgo al anunciante, y no solo eso, acompañamos el proceso de compra en todo el embudo de conversión, desde que se hace click en el banner para descargar la app hasta la compra, por ejemplo”, destaca Diego. Así, la tecnología de compra de medios optimiza en tiempo real la compra en base a sus objetivos de conversión: se mide en tiempo real qué usuario tiene más probabilidad de ser un usuario que compra, por ejemplo.
En menos de dos años, los cinco clientes activos se convirtieron en 100, abrieron oficinas en San Francisco, Ciudad del Cabo y São Paulo y el número de empleados ascendió a 42. OLX, Uber, MercadoLibre.com, Despegar y Hailo son solo algunos de sus clientes y, hoy, Jampp genera entre 2 y 3 millones de instalaciones por mes.
Pero a la hora de hablar de los albores de la organización, Diego destaca: “La idea de vender marketing de aplicaciones no era tan innovadora, lo innovador fue cómo resolvimos ese problema. Mucha gente piensa que ser innovador es tener una buena idea, y no es así. No hay que ser innovador para ser emprendedor: hay que trabajar, equivocarse, cambiar. La cualidad definitiva del emprendedor tiene que ver con adaptarse a la realidad y ser suficientemente terco y cabeza dura para seguir adelante, y tener la flexibilidad de darte cuenta cuándo hay que cambiar un poquito de dirección.
¿Qué es innovador? Aquello que resuelve un problema”, concluye.