No serán robots ni fábricas fantasmas. El futuro verá los trabajos divididos en tareas realizadas por diferentes personas de acuerdo con los conjuntos de habilidades y competencias requeridas.
La creciente y rápida adopción de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) y la Automatización Robótica de Procesos (RPA) pueden moldear el futuro del trabajo con excelentes resultados en términos de reducción de costos y de márgenes de error.
Sin embargo, las investigaciones confirman que la automatización y la IA por sí solas están lejos de asegurar un crecimiento sostenido a largo plazo, sino van de la mano de un enfoque estratégico más amplio.
El Sondeo Global 2018 entre ejecutivos elaborado por Mckinsey arrojó que más de la mitad (57%) de los encuestados estaba automatizando al menos uno de sus sectores o líneas de negocio. Un año después, muchos ejecutivos están descubriendo que el retorno de esta inversión está lejos de lo que esperaban. ¿Qué sucedió? ¿Era la automatización en soledad la responsable de un impacto positivo en la productividad? Creemos que no, que incorporar innovación en una compañía lleva mucho más que sumar un dispositivo o cambiar un proceso.
Un pensamiento holístico, enfocado en el crecimiento
En base a los datos reunidos, Mckinsey identifica dos motivos principales que llevan a sus clientes a no desplegar el potencial frente a las metas que se habían propuesto las organizaciones:
- Minimizan o no toman en cuenta que al automatizar procesos específicos dentro de un negocio, los traspasos y las conexiones – tanto en la fase previa, como posterior – pueden ser afectados y dar lugar a nuevas ineficiencias.
- Consideran a la automatización como un conjunto de soluciones para eliminar el trabajo, mientras se descuida el potencial que el capital humano puede ofrecer.
Las organizaciones están cambiando para volverse más humanas
Es bastante habitual que la imagen del “trabajo futuro” esté poblada de fábricas-fantasma con robots articulados que sustituyen a los seres humanos en las tareas. Lejos está de eso.
La humanización del lugar de trabajo requiere de una mentalidad flexible, capaz de ver a las personas por lo que son, considerando todo el potencial que poseen. Las organizaciones están descubriendo la necesidad de crear una cultura de la experimentación, en la que las personas vean los fracasos o las deficiencias como oportunidades de aprendizaje.
Desmentir mitos sobre el futuro del trabajo
Uno de los problemas más críticos que enfrentan las organizaciones son los mitos sobre el futuro del trabajo. Entre los muchos fantasmas que dañan activamente la confianza de los trabajadores se pueden mencionar:
Mito 1: La inteligencia artificial aumentará la desigualdad
En lugar de ver el trabajo como un rol, el futuro verá los trabajos divididos en tareas realizadas por diferentes personas de acuerdo con los conjuntos de habilidades y competencias requeridas. La inteligencia artificial resultará extremadamente útil para identificar a aquellas personas con las habilidades y competencias apropiadas.
Lejos de aumentar la desigualdad, la disponibilidad de datos y los algoritmos adecuados ayudarán a las organizaciones a visualizar el talento oculto. Todas estas afirmaciones no se limitan a las habilidades y siempre contemplan el teamwork como el pilar fundamental del trabajo como servicio.
Mito 2: El futuro del trabajo será menos inclusivo
En muchos informes se describen a personas que se vuelven irrelevantes y pierden sus empleos si no dominan todas las nuevas habilidades bajo demanda.
La verdad es que las empresas están viendo que no pueden encontrar el talento necesario para lidiar con todas estas nuevas tecnologías. Además, la velocidad del cambio vuelve imposible capacitar a toda la fuerza laboral en habilidades que muy pronto pasarán a ser obsoletas.
Por lo tanto, los líderes de las organizaciones están diseñando estrategias que les permitan hacer frente a los cambios antes de acusar el impacto. En la era de los productos y servicios “personalizados”, están recurriendo a todos el potencial humano -dentro y fuera de las organizaciones.
Apuestan a una diversidad global, que brota de diferentes contextos culturales, sociales, religiosos, de raza, género, incorporando las discapacidades- procurando ponerse al día con las habilidades necesarias de un modo creativo.
Mito 3: Las empresas no necesitan incorporar talento nuevo
Por el contrario, las compañías que no puedan incorporar nuevo talento, difícilmente puedan adaptarse. Ante la dificultad que esto supone, las empresas están revisando las reservas de habilidades dentro de sus organizaciones. Toman nota de que los equipos intergeneracionales en los que se pueden combinar identidades están dando resultados más fructíferos.
Es decir, personas no sólo con habilidades sino también con la capacidad de leer las necesidades, entender el contexto y proporcionar aportes valiosos para desarrollar respuestas creativas – y globales – a las expectativas de los clientes y consumidores.
Mito 4: ¿Expertos o aprendizaje contínuo?
A medida que las empresas se replantean el trabajo y desarrollan una estrategia a largo plazo destinada a crear valor, la evaluación de las habilidades y competencias se convierte en una prioridad, pero tratada de forma estratégica
Habilidades: ¿qué puestos carecen de las habilidades necesarias para hacer frente a los cambios de los próximos años? ¿Cómo llenamos esos vacíos mientras tanto? Estas preguntas nos llevarán a mejorar las capacidades y habilidades para realizar un trabajo particular o reinventarse.
- Mejorar las capacidades y habilidades para realizar un trabajo en particular, asegurándose de que estas habilidades no se vuelvan obsoletas.
- Reinventar (o reinventarse): aprender a desarrollar un trabajo completamente diferente
El futuro requerirá de un importante conjunto de capacidades o «habilidades blandas» según un Informe del Foro Económico Mundial de 2018 sobre el futuro de los empleos. El podio estará ocupado por el pensamiento analítico y la innovación como la habilidad principal, con el aprendizaje activo y la creatividad en los flancos:
¿Dónde estamos ahora y dónde podríamos estar?
El futuro del trabajo en realidad es presente. Lejos de ser alarmante, promete dejar a los robots las tareas repetitivas, liberando a las personas del trabajo rutinario para que tomen la iniciativa en la creación de valor. Por supuesto, esto exige dejar la zona de confort, para volverse ávidos de aprender, trabajar con creatividad y pasión.
Por Barbara Clement para Workana Blog