Columna escrita por Andrea Nallim, cofundadora de Reciclarg Recycling Technology.
¿Tenés conciencia de lo que implica ser sustentables? Esa palabra que se escucha tanto, pero que a veces está lejos. Hablar del futuro, de lo que es mejor para las generaciones que vienen, hacia dónde vamos o queremos ir.
Desde el 2015, a partir del pacto global en París y con la presentación en sociedad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible diseñados por las Naciones Unidas, se llamó a la acción a las empresas para que junto con los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, trabajaran con el fin de colaborar en el cumplimiento de esas metas y asegurar la prosperidad de todos.
¿Pero cómo podemos alcanzar lo propuesto? ¿Qué lugar ocupa cada uno en el cumplimiento de esa misión?
Creo que la Economía Circular es una de las herramientas que puede ayudarnos a hacer negocios más sostenibles, ya sea como emprendedores o como ciudadanos conscientes de las limitaciones de nuestros recursos y del impacto de todo lo que hacemos en un mundo que es compartido y que será la herencia de nuestros hijos.
Por eso, quiero contarles en esta columna qué es la Economía Circular.
Muchos hablan de esta nueva estrategia, pero todavía no se la practica tanto. Sin embargo, la economía circular no es algo nuevo, sino que desde los años 90 se viene estudiando. Pero antes de profundizar el concepto, es importante entender qué es la economía lineal. Según Fernando Britez, fundador de la entidad Kora Paraguay, este tipo de economía es “la naturaleza en estado natural para poder procesar y generar productos para consumirlos y luego desecharlos”. Así se identifica ese tipo de modelo, la identificación por las acciones de tomar, consumir y desechar. En contraposición, está lo que se denomina la economía circular, la cual tiene como objetivo la reutilización de esos recursos de la naturaleza que ya se han extraído para que puedan recuperarse y usarse nuevamente.
La economía circular propone hacer un uso responsable de las materias primas, aprovechar al máximo los recursos y aplicar la regla de reducir, reutilizar, reparar y reciclar en un círculo continuo, imitando el propio funcionamiento de la naturaleza. Y algo no menor: también es capaz de generar sinergia con otras organizaciones ya que se comparten recursos, se los usa de forma eficiente, se reducen los costos y genera un impacto positivo en la comunidad.
¿Qué permite la economía circular? La necesidad de colaborar particularmente con nuestros competidores, la importancia de definir estándares industriales, de medir y de compartir la información y de trabajar en las cadenas de valor de las organizaciones.
Ya en Europa, por dar un ejemplo, se creó el consorcio europeo SCREEN (acrónimo de su nombre en inglés “Synergic Circular Economy Across European Regions o Sinergias entre regiones europeas por la economía circular), compuesto por un total de 17 regiones. Un dato de color: este proyecto está financiado por la Unión Europea con 1,7 millones de euros.
Esto demuestra que el mundo está tomando conciencia sobre la sustentabilidad en los negocios y que tenemos la oportunidad de sumarnos. En Argentina, existen ya varias empresas que implementan este modelo. Este es el caso de nuestra empresa, Reciclarg, fundada con mi hermano en el 2010 con el propósito de reciclar los residuos electrónicos y concientizar acerca de su impacto en el planeta. Según Naciones Unidas, la economía circular podría reducir hasta un 99% los desechos de algunos sectores industriales y un 99% de sus emisiones de gases de efecto invernadero, ayudando así a proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático. En nuestra planta, se separan estos residuos para que sean transformados en productos nuevos, se repararan para su re circularidad y también se los emplea como materia prima para la confección de objetos de diseño sustentable que se venden generalmente como regalos empresariales.
Es importante no desvincularse de nuestra responsabilidad como humanos: somos los únicos seres que generamos basura en el planeta. Hay una brecha entre consumo y consumismo, en identificar el impacto que genera un producto y no está reflejado en su precio, en creer que algo se puede arreglar en lugar de comprar uno nuevo. Si bien cada vez se habla más de la sustentabilidad, creo que hay lugar para trabajar en mayores incentivos de economía verde, mediciones y regulaciones con conciencia a futuro.