Por: Sofía Smolar
Fotografía: Christian Beliera
¿Los primeros maestros de danza son tan importantes como los primeros mentores en un emprendimiento?
Paloma Herrera: Ambos son fundamentales. Más allá de lo técnico, ellos son los que te enseñan una forma de vida. Olga Ferri, junto con toda la escuela del Teatro Colón, formó mi personalidad, mi conducta y la manera en que encaminé mi carrera. Creo que la disciplina se marca, en su mayoría, por los primeros maestros. Luego, cuando entré en la compañía de Estados Unidos tuve otra maestra y, por más de que a los 19 años ya era primera bailarina, fue clave tener esa mirada constante que me permitió no dejar de aprender.
Te arriesgaste y a los 15 años te fuiste a Nueva York. ¿Qué visión tenés sobre el famoso “probar suerte afuera”?
P.H: Siempre hay que arriesgarse por lo que uno desea, pero no creo en el ‘probar suerte afuera’. Yo tenía una oportunidad, la vi y me fui de la Argentina muy convencida de lo que quería lograr. Muchas veces la gente se escapa de las situaciones incómodas, en vez de plantearse qué le está pasando. Piensa que afuera va a estar mejor, pero yo no creo en eso. Lo mejor es aprovechar las oportunidades, arriesgarse por lo que uno realmente quiere.
¿Dónde se encuentra el equipo en la danza y por qué tiene tanta fama de competitivo?
P.H: El equipo es tener una compañía que te apoye, donde puedas confiar en tu director, en tu coach, en tu maestra, en los bailarines que salen con vos al escenario. Si yo no hubiese tenido ese sustento, no me hubiese quedado 25 años en Nueva York. La competitividad y el sadismo que, dicen, existe en la danza, yo no la viví, pero porque elegí estudiar en un ambiente positivo con buena energía. Hay buenas y malas compañías, como también hay buenas y malas empresas para trabajar. Pasa en todos lados. Tal vez, el mundo de la danza, que conlleva tanta disciplina, es más fácil de estereotipar.
Y ahora como Directora de Ballet en el Teatro Colón, ¿qué importancia tiene el equipo?
P.H: Asumo este rol porque sé que detrás hay profesionales y personas con las que puedo llevar este proyecto adelante. Sino no hubiese aceptado. En mi decisión de ser parte, influyó mucho que María Victoria Alcaraz (Directora General del Teatro Colón) sea quien me convoque. Una directora no puede hacer nada sola, por eso ahora estoy tratando de formar un equipo de maestros para quedarme tranquila de que los bailarines estén en buenas manos.
¿Y ves que los alumnos del Teatro Colón están motivados?
P.H: Lo que les pasa es un poco el reflejo de la Argentina: muchos piensan que lo de afuera es más lindo y es mejor. Yo estuve afuera, y la experiencia fue muy enriquecedora, pero sigo eligiendo a nuestro país porque está lleno de posibilidades y tanto los alumnos como el público las tienen que valorar.
¿Hacerlo más masivo puede ser una solución a este problema?
P.H: Definitivamente la danza tiene que ser más accesible y la gente le tiene que perder un poco más el miedo. Y no se trata de cambiar el arte: puede ser más masivo, pero de calidad. La solución es hacer más funciones, estar más cercanos a la gente, enseñar a disfrutar este arte maravilloso. Una vez que logremos hacer desaparecer esa idea errónea que se tiene del ballet, espero que más personas lo puedan disfrutar tanto como yo.