Julián realizó un recorrido por todos los emprendimientos que llevó adelante desde niño. Destacó que la gran mayoría de ellos resultaron un fracaso, pero enfatizó: “no me detienen esas cosas, porque son las más lindas del mundo. Porque mientras uno lo vive, lo vive haciendo lo que le gusta”.
El punto central de su charla fue su historia como emprendedor social, más específicamente con su marca de agua mineral, Conciencia. Julián destacó que siempre tuvo una vocación por trabajar y ayudar a distintas ONG’s. Al momento de presentar su proyecto, resaltó que: “Conciencia es un agua mineral natural, como cualquier otra. La diferencia es que dona el 50% de los dividendos recibidos a dos fundaciones”.
Llegando al tercer año de vida de Conciencia, el agua mineral solidaria ya lleva donados cerca de $350.000. Julián dijo que seguirá apostando a su proyecto porque es algo que lo apasiona y que realmente le gusta hacer: “Lo difícil está en saber qué es lo que uno quiere. Ahí está el primer escalón que debe sortear cualquier emprendedor”, dijo.
Finalmente, hizo hincapié en que el gran desafío es perder el miedo a fracasar. Indicó que el fracaso es una de las partes que conlleva arremangarse y hacer algo y que, enfatizó, es parte de la vida y del aprendizaje de todo emprendedor.
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