No hay una única definición para lo “disruptivo”. Podemos asociarlo a algo transformador, vanguardista, que viene a modificar lo establecido y establecer sus propias reglas. Pero también podríamos definirlo como aquello que es único y primero en su industria – entre muchas variantes más.
En este sentido, vale destacar que ni toda innovación es disruptiva ni toda disrupción tiene que ser tecnológica. Se puede ser disruptivo en todo o algunas partes del modelo de negocio y no necesariamente esa disrupción debe estar apoyada en tecnología.
En concreto, la innovación nace de juntar tres aspectos:
- Un producto o servicio que soluciona un problema o una necesidad del usuario que nadie antes había logrado resolver.
- Viabilidad a futuro: que se pueda llevar adelante en el tiempo, ganar dinero y crecer.
- Una ventaja competitiva con la aplicación de una nueva tecnología, factor clave frente a la competencia.
Pensar en grande, desde el día 1
Mariano Wechsler es socio fundador de Digital House, una organización educativa, desarrollando competencias digitales para que generen impacto en la sociedad. Además de participar de esta compañía, Mariano emprende hace años y asegura que si de tradiciones se trata, rompió muchísimas. “En principio y para mí, la mas importante es ese momento clave en el que tendría que haber dicho que no a aceptar un desafío que parecia inalcanzable. Yo creo que los emprendedores nacen en un momento en el que se animan a hacer algo que a primera vista no tiene ninguna coherencia hacer, que todo indica que no habria que hacerlo, todas las señales son “no vas a poder hacer eso” “no tiene sentido” y vos decis “Si, claro. Vamos para adelante”, explica.
Y de eso se trata. Los emprendedores imparables son los que saben que no saben todo. Tito Loizeau, emprendedor serial y fundador de la agencia Caramba! y el restaurante The Captain comparte: “Puedo decir que rompí la tradición #1. Tuve 10 emprendimientos distintos en 25 años. Y a excepción de mi agencia Caramba, los otros 9 los hice sin ningún conocimiento y expertise previo del mercado en el que me metía. Ni siquiera había sido empleado de una empresa que se dedicara a eso. Y a la lista sumo estudio contable, cines, fábrica de muebles , agencia de publicidad, retail temático, productora de contenidos infantiles y gastronomía. Eso sí, algo que comparten todos – salvo el estudio y la fábrica – es la vigencia de una experiencia”.
También en los mercados tradicionales
No hay ninguna ley que diga que sólo los sectores más nuevos son los únicos capaces de romper las reglas. Por lo contario, las grandes innovaciones surgen en mercados donde se cree que todo “está hecho”.
Cuando parece que todo está inventado, el secreto está en identificar dónde se le puede agregar valor al cliente.
Por ejemplo, Plaza Logística es una compañía argentina que se fundó hace 6 años y está transformando la forma de hacer logística en el país: a través del desarrollo de innovadores parques de infraestructura, permite a las empresas optimizar y aportar calidad a sus procesos logísticos e industriales. Además, sus parques funcionan como centros temáticos que facilitan las sinergias operativas entre clientes de un mismo sector. O la rosarina Agrofy, un ecommerce de productos agropecuarios para productores en toda la región.
En definitiva, hablar de ideas disruptivas es hablar de ideas que provocan rupturas en la forma en la que se está presente en ecosistema, es cambiar reglas del juego o el orden previamente establecido. Disrumpir es romper tradiciones.