“Nuestro propósito es ayudar a que los chicos puedan enfrentar futuros desafíos con un espíritu emprendedor y de conciencia social, incentivando su deseo de tener éxito y seguir aprendiendo continuamente”. Así define Francisco la razón que lo motiva todos los días a hacer lo que le gusta.
En concreto, Vinci cuenta con programas de aprendizaje basado en proyectos de distintas disciplinas como programación, desarrollo de videojuegos, robótica, impresión 3D, generación de ideas, emprendimiento, creación multimedia, Realidad Virtual y Aumentada, Inteligencia Artificial, Machine Learning, entre otros.
Más allá de los contenidos, el gran compromiso de Vinci es darles a los jóvenes las competencias profesionales qué les exigirá el mañana.
En esta entrevista, leé la historia del emprendimiento, contada por su fundador.
Endeavor: ¿Qué te inspiró a emprender?
Francisco Domínguez: Tuve un primer emprendimiento que no funcionó – una fábrica de impresoras 3D local llamada Matid3D (Materializadora de Ideas) – donde logramos excelentes productos, pero sin éxito comercial y decidimos dar de baja el proyecto y continuar nuestros estudios universitarios.
Esto me dejó muchas enseñanzas y algunas impresoras 3D que pude contemplar hasta que tuve la visión de algo mejor, algo menos egoísta y que dejara a mis hermanos menores y a las nuevas generaciones lo que siempre anhelé de chico y que por falta de incentivos y herramientas fui dejando de lado: mis “aspiraciones maker”. Me motivó la oportunidad de utilizar todas las herramientas tecnológicas que hoy tenemos a disposición para ayudar a las nuevas generaciones a ser los protagonistas del mañana. A partir de eso surgió Vinci, un proyecto que contribuye con la formación de las bases de nuestra sociedad y apuesta al futuro de las nuevas generaciones.
“Me hubiese gustado contar con más herramientas y recursos y poder asistir a un lugar donde me ayuden a adquirir conocimientos, encontrar ahí los mentores y amigos para hacer realidad mis proyectos”
E: ¿Tenías experiencia en el sector?
FD: En el sector educativo tenía experiencia mínima como profesor particular de matemáticas. Respecto a mi formación, la respuesta es no. Influenciado por mi padre y su consultora minera, estudié Geofísica y trabajé como gerente hasta hacer realidad mi emprendimiento.
Como autodidacta aprendí de electrónica y programación. Estas habilidades me fueron útiles a la hora de armar un equipo de profesionales con el que desarrollamos el contenido educativo, quienes además actualmente ejercen el rol de mentores dando las clases en Vinci.
E: ¿Qué valores tratás de transmitir con Instituto Vinci?
FD: Trato de transmitir los valores y pilares con los que crecí. Creo firmemente en el respeto por las personas y el medio ambiente, en el desarrollo personal y el aprendizaje contínuo.
E: ¿Qué desafíos iniciales se te presentaron?
FD: Puedo decir que todo se transforma en un desafío. Conseguir la inversión inicial fue el primero por la responsabilidad y el riesgo que conlleva.
Si bien pasamos como un año proyectando, una vez en marcha hubo demasiadas cosas que aprender día a día, cosas que abarcan todos los aspectos de un emprendedor, tales como administrar tiempos personales, relaciones, aprender y poner en práctica acciones de marketing, de administración, de trabajo en equipo, de comunicación, amoldarse al presupuesto, de todo.
Luego del primer semestre, mis “socios” decidieron optar por ofertas laborales más seguras. Así que comencé el año 2019 solo pero con el proyecto en marcha y alumnos con los que cumplir pero la motivación intacta.
E: ¿Cómo seguiste?
FD: Conseguí los profesionales adecuados (jóvenes ingenieros, diseñadores y programadores) para que trabajaran en Vinci. Nuevamente, experimenté desafíos como realizar y difundir la convocatorias de trabajo y posteriormente realizar la selección de personal. Con eso logré armar un excelente equipo, que permitió además de mejorar aspectos técnicos y llenar la capacidad del instituto – 12 comisiones, alrededor de 120 alumnos y 8 mentores – por primera vez.
E: ¿Estabas preparado para recibir a estos alumnos en tan corto tiempo?
FD: El mayor de los desafíos en este corto tiempo funcionando fue incluir a chicos con capacidades diferentes que llegaban a diario a inscribirse. Hubo que aprender sobre ellos, sus necesidades y capacidades.
Ser inclusivos representó considerar honorarios de profesoras especializadas en educación inclusiva y acompañantes terapéuticas que Vinci no podía afrontar y cargar los costos a los padres hubiera sido injusto. Decidimos avisar que no éramos especialistas en el tema y que lo íbamos a intentar. En Vinci limitamos las aulas a 10 personas máximo, con 2 profesores en aulas donde hay chicos que requieren de mayor atención donde uno de los profesores se encarga de adaptar el contenido. Los excelentes resultados y el agradecimiento constante de los padres no tardaron el llagar y para nosotros, es motivación extra.
“Todos los niños, sin importar su condición, merecen la oportunidad de alcanzar su máximo potencial”
E: ¿Qué otros desafíos tenés hoy?
FD: La escalabilidad es algo en lo que estamos trabajando. El desafío es conseguir los recursos financieros.
E: ¿Cómo te organizas para trabajar?
FD: Utilizo las aplicaciones como Asana, WhatsApp y Slack. Aprovecho los domingos para organizar las semana y de lunes a viernes agrego, en las aplicaciones mencionadas, notas de tareas que van surgiendo y voy gestionando.
E: ¿Cómo es un día habitual de tu vida?
FD: Salgo a trabajar temprano, regreso y almuerzo con mi familia. A la tarde estudio y luego voy al Instituto a supervisar. En la noche entreno rugby o voy al gimnasio dependiendo el día de la semana.
E: ¿Qué clase de líder sos?
FD: Me considero una persona noble, atento con los demás e intento ponerme en los zapatos de los otros. El empeño del equipo y los resultados son una devolución de lo que uno da y si hay algo que no sale bien, primero busco mi error.
E: Una palabra que te defina
FD: Resiliencia.
E: ¿Cómo formaste tu equipo de trabajo?
FD: Algunos ya conocía por mi emprendimiento anterior y los que faltaban los busqué por recomendaciones, y envié propuestas de trabajo en grupos de whatsapp de comunidades de makers o desarrolladores. A la hora de seleccionar, elegí los más jóvenes y con los mismos valores. Me fijé más el interés de cada uno de involucrarse en el proyecto y su la capacidad de aprender, que la experiencia que traían.
E: ¿Pensás que emprender fue un antes y un después en tu vida? ¿Por qué?
FD: Vengo de una familia emprendedora, encaminé mi vida al emprendimiento así que lograrlo no fué un antes y un después, sino algo que eventualmente iba a pasar.
Lo que si reconozco es que leer y aprender a ser autodidacta si fue un antes y un después. Me di cuenta que un emprendedor hace lo que se le ocurra, simplemente es cuestión de buscar cómo y con quien hacerlo. El resto es puro “sudor y lágrimas”.
E: ¿Cómo te ves de acá en 5 años? ¿Cuál es tu sueño?
FD: Sueño con la visión del emprendimiento hecha realidad. Algo pequeño (un niño) gana impulso (aprende) y rápidamente llega a ser grande (crea) y más significativo (ayuda a los demás). En otras palabras, podríamos decirle: “El efecto de la bola de nieve”
En 5 años me veo tratando con muchas personas subidas al mismo barco -llámese franquiciados, mentores, colaboradores, sponsors- trabajando por un objetivo en común, causar impacto en más personas en el corto, mediano y largo plazo.
E: ¿Cuál fue el consejo más importante que te dieron y que aplicás al trabajo?
FD: “¿Por qué vas a hacer las cosas para un 7 o un 8 si las podés hacer para un 10?” – Fabián Armoa, entrenador de UPCN Voley
E: Sos jóven, tenés una gran visión por la comunidad y te animaste a emprender con impacto social, ¿Qué consejo le darías a otros emprendedores que también tuvieron una idea, sueñan con cambiar la realidad de otros y tienen todo por delante?
FD: Les diría dos consejos. El primero, rodearde de gente buena y con valores. El segundo, a veces los resultados llegan en palabras sinceras de agradecimiento, abrazos o simplemente una sonrisa. Disfruten cada etapa.
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