Gabriela es cordobesa, ingeniera química y cofundadora y presidente de EDGE Instruments, una pyme de base tecnológica que desarrolla de equipos de analítica instrumental orientados a la industria petrolera. Actualmente está participando de Her Business Program de Endeavor.
Endeavor: ¿Podrías contarnos como llegaste a desarrollar un emprendimiento como EDGE?
Gabriela Albert: Cuando me recibí de ingeniera química, trabajé tanto en un laboratorio como con fabricantes de equipos de resonancia magnética nuclear en Córdoba. Estuve 12 años y conocí a quienes hoy en día son mis socios, dos ingenieros electrónicos. Yo ya había llegado a un techo en mi crecimiento y quería hacer el mismo trabajo pero que fuese mi propio emprendimiento, donde el desafío es diferente.
Vimos que había una demanda de equipos de cromatografía gaseosos para control geológico en el sur y así comenzamos. Decidimos hacer esos equipos, que no se hacían en el país, mejores que los de afuera y a mejor precio. Pero no nos fue bien como habíamos pensado. Y nos enteramos, por uno de mis socios, de una demanda de equipos dosificadores para pozos petroleros de una empresa en Kuwait. Nos presentamos y le dijimos que podíamos hacer los equipos que ellos iban a comprar en EEUU, mejores y customizados. Y nos dieron un plazo de dos meses. Fueron dos meses trabajando muchísimo y con recursos escasísimos, fue jugarse todo por el todo. Comenzamos con un prototipo que funcionó y al que agregamos más funcionalidades. Nos fue muy bien, vendimos muchos equipos y después esta empresa ganó licitaciones para abastecer en otras zonas de Medio Oriente y ahora a ellos también les hacemos los equipos. Felizmente resultó, sino tendríamos que haber vuelto a buscar trabajo.
Nos presentamos y le dijimos que podíamos hacer los equipos que ellos iban a comprar en EEUU mejores y customizados para ellos. Y nos dieron un plazo de dos meses. Fueron dos meses trabajando muchísimo y con recursos escasísimos. Fue jugarse todo por el todo.
E: En esos momentos, ¿te arrepentiste de haber emprendido?
GA: Nunca me arrepentí de haber emprendido, pero sí fue muy difícil entre el 2015 y 2016, porque no podíamos vender los equipos. Las fuerzas se agotaban, los recursos también, y teníamos mucho reconocimiento por la capacidad técnica de los equipos, pero no se vendían. Nos dimos cuenta que le erramos con el mercado, y fue muy difícil buscarle una vuelta. Nos salvó de no desistir que el negocio de Kuwait se hizo grande rápido. Encontramos un mercado donde estaba la necesidad. El cromatógrafo nos llenaba de orgullo, era un mayor desafío, pero no era lo que el mercado quería.
E: Sos una de las emprendedoras que están participando de Her Business Program. Hasta ahora, ¿qué te llevaste del programa?
GA: Hay muchas cosas que me doy cuenta que las hacemos: el rigor de una herramienta comprobada. Por ejemplo, ponemos en práctica muchas cosas del Design Thinking, de ir a validar con el cliente, de preguntarle si lo usan o no, qué necesitan… pero no lo conocía como herramienta. Entonces me está sirviendo para enfocar bien, o usar mejor las herramientas y que no sea solamente una idea o práctica amateur. Y te vas pensando… ves qué equipo tenés, qué cosas ajustar, qué te falta.
Se puede tener un producto excelente e igualmente fracasar y tener un producto normal, pero centralizado en un mercado que lo necesita, y al tener el fit con el mercado va a ir bien.
E: Finalmente, ¿nos dirías tus claves para emprender?
GA: Más que claves, puedo compartirte el aprendizaje que nosotros tomamos de lo que nos pasó. Nosotros encarábamos primero el negocio desde el desafío personal que teníamos, del deseo de crear algo desafiante a nivel tecnológico, con cierto nivel de desarrollo. Y fracasamos. Se puede tener un producto excelente e igualmente fracasar y tener un producto normal, pero centralizado en un mercado que lo necesita y al tener el fit con el mercado va a ir bien. Nuestro equipo era mejor que los de Canadá o Japón, pero no era lo que el mercado quería.