Elección de la estructura formal para tu startup
En la fase inicial de una startup, los recursos están concentrados en la ideación de un producto, conocido como Producto Mínimo Viable (MPV) que logre la validación del mercado. Justamente, por tratarse de un periodo de prueba, suele haber un alto riesgo para los fundadores. Es por eso que, si estás en esta etapa, te recomendamos elegir una estructura formal con bajos costos administrativos como las siguientes alternativas:
- Unipersonal vía Monotributo
El Monotributo es la opción más económica y fácil de administrar para comenzar un emprendimiento de manera unipersonal. Se trata de un régimen simplificado bajo el cual, con el pago de una cuota fija mensual según la categoría correspondiente, se cubre el pago del componente impositivo (comprende el Impuesto al Valor Agregado e Impuesto a las Ganancias), aportes jubilatorios y Obra Social. La cuota mínima es de $ 1.294,12, lo cual lo hace muy accesible para comenzar a operar.
Es conveniente utilizar este régimen cuando se tiene volúmenes de ventas bajos que no superen los límites anuales máximo por categoría que hoy ascienden a $ 1.151.066,58 para servicios (aprox. $ 95.000 mensuales) y $ 1.726.599,88 (aprox. $ 143.000 mensuales) para actividades de venta de bienes. Con el monotributo se pueden realizar hasta tres actividades distintas o tener hasta tres unidades de explotación, e inclusive registrar empleados.
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Unipersonal vía Régimen General
El Régimen General previsto por la AFIP es una opción más compleja que la anterior y demanda mayores obligaciones fiscales. Entre ellas:
-Impuesto al Valor Agregado (IVA): Presentando una Declaración Jurada mensual.
-Impuesto a las Ganancias: presentando una Declaración Jurada anual.
-Presentación mensual del Régimen de Información de Compras y Ventas.
-Aporte al Régimen de Trabajadores Autónomo como aporte jubilatorio.
-Pago de una obra social voluntario.
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Unipersonal vía Sociedad por Acciones Simplificada (S.A.S.)
A partir de la creación de las SAS, se puede crear una sociedad de un solo socio, siendo posible llevar un emprendimiento unipersonal con esta estructura. Como cualquier sociedad, se debe tributar por el régimen general, debiendo cumplimentar obligaciones formales como llevar libros y registraciones contables y legales de sus operaciones. Si bien los costos de mantenimiento son más elevados que las dos opciones anteriores, las ventajas corren por la limitación que tienen los accionistas en su responsabilidad, quienes ante cualquier conflicto o litigio sólo responderán por el capital aportado, manteniendo su patrimonio personal a resguardo.
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Asociativa vía S.A./S.R.L.
Las tres opciones anteriores son ideales para emprendimientos unipersonales. No obstante, cuando son dos o más socios los que realizan aportes, poseen derechos y asumen obligaciones sobre el negocio, es necesario considerar otras estructuras para regular el alcance y responsabilidades de cada integrante.
La necesidad de incorporar inversores que apuesten al proyecto, el perfil e imagen que se quiere transmitir o la estructura organizacional son otras de las tantas razones que justifican considerar conformar una S.A o S.R.L.
Inscripciones
Una vez elegida la estructura formal a operar, el siguiente paso será realizar las inscripciones impositivas ante el fisco nacional (AFIP) como también ante él o los fiscos provinciales dependiendo en qué provincias vayan a desarrollar su negocio. En esta línea, las inscripciones se realizan vía la página de web de AFIP para impuestos nacionales (Monotributo, IVA, Impuesto a las Ganancias, Autónomos, etc.) o del fisco provincial en caso de Ingresos Brutos para contribuyentes locales.
Autorización para facturar
En principio, para poder facturar se debe dar de alta el punto de venta y solicitar autorización para facturar ante AFIP. El trámite se realiza online desde la página web del fisco ingresando a los servicios “Administración de puntos de Ventas” y “Comprobantes en Línea”.
En resumen, cada emprendimiento es único y la elección de su estructura dependerá de múltiples factores: la etapa de madurez en la que se encuentra, las responsabilidades que están dispuestos a asumir los socios y cuáles son sus proyecciones a futuro. Si estas proyecciones requieren de una mayor validación, es importante diseñar buenos procesos y una estructura que soporte la escalabilidad. Conocer estos conceptos de antemano permitirá crear una estructura acorde que no genere grandes costos al inicio, un punto clave para evitar gastos y tiempos innecesarios. Formalizar tu negocio haciendo un diagnóstico inicial permite focalizar recursos en el producto y en la validación de mercado.