“Nos decían ‘están locos’ –contó Mariano Braga– Cualquiera que haya puesto un emprendimiento gastronómico sabe que la inversión es grande, que el desafío es enorme, y transformarlo en un gran negocio es difícil. ‘Encima fueron a hacerlo en un lugar raro (Santa Rosa, La Pampa)’, nos decían”. Pero, para Braga, esta provincia es un punto estratégico que está en el medio de la nada y en el medio de todo.
Cuando comenzaron a planear Pampa Roja, su restaurante gourmet, una de las claves fue la materia prima. ¿Para qué traer productos congelados a La Pampa, si podían trabajar con emprendedores locales? Así, Mariano y su equipo comenzaron a trabajar y a idear los menús a partir de los productores que tenían alrededor; un camino que no solo beneficia al proyecto sino también a la comunidad.
“Hoy encontramos que el menú está totalmente enriquecido porque muchas de las personas que se sentaron en el restaurant fueron nuestra fuente de inspiración. Tenemos una carta de vino de 150 etiquetas, 90 productores distintos”, contó.
SUS TRES PUNTOS CLAVE
- La formación de un equipo: “siempre necesitás estar rodeado de gente que te impulse”.
- La garra: “estoy convencido de que si se hacen las cosas bien, con honestidad y mucho laburo, no te queda otra que meter el gol”.
- La identificación de una debilidad: “si me quedaba solo con que era torpe, nunca me hubiera enterado que había gente que quería escuchar a alguien torpe contar sobre vinos desde su perspectiva.”
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