Por Sofía Smolar
Jugar un partido y emprender un negocio, ¿en qué se parecen?
Personalmente, yo me sentía más seguro entrando a una cancha de tenis que encarando un proyecto. Pero la verdad es que en ambos casos hay que estar muy convencido de querer hacer lo que estás haciendo, con muchas energías, manteniéndose activo y siempre en equipo. Tenista o emprendedor, la clave es rodearse de gente capacitada y que tenga las mismas expectativas que vos.
Y… ¿un tenista está más preparado para el error?
Sí, seguramente sea así. El error siempre es duro para todos, pero en definitiva lo importante es que no se pague tan caro. En el tenis vos tenés un montón de momentos en los que te podés equivocar; excepto Federer o Nadal, creo que todos comentemos errores constantemente. Hay que pensar que los tenistas perdemos más veces de las que ganamos, y el lapso de triunfo termina muy rápido: un domingo podés salir campeón y el lunes ya estás perdiendo un partido de otro torneo.
¿Qué les decís a los chicos de la fundación en cuanto al fracaso?
Que hay que estar preparado para todo: para el error y para el triunfo. ¿Cómo? Capacitándose, aprendiendo y entrenando. Los tenistas tomamos decisiones importantes punto a punto y cada milésima de segundo, pero es importante siempre estar preparado y anticiparse a ese punto de inflexión. Tal vez, en ese sentido, deportistas como nosotros no estamos tan nerviosos a la hora de decidir dentro del futuro de un negocio.
Muchos chicos viven ese futuro con mucha presión, ¿qué les aconsejás?
Mi mensaje es que no tienen que quemar etapas, porque que seas el mejor a los 13 años, no te garantiza que seas un fenómeno el día de mañana. Lo que tienen que hacer es entrenar y alimentarse bien, es decir, estar menos preocupados por el ranking y más por la preparación. Porque si tenés energía, la oportunidad aparece, y en definitiva lo importante es estar preparado para ese momento.
Y si esa suerte no aparece y la oportunidad no se presenta?
Es verdad que hay muchos chicos que se rompen el alma y no tienen el toque de suerte; me pasó con un montón de compañeros que entrenaban conmigo en mi infancia. Sin embargo, hoy me los encuentro y todos son “número uno” en lo que hacen. Porque tal vez no se les dio con el tenis, pero tienen esa visión y esa energía para superar situaciones complejas y seguir adelante, frente a todo lo que se propongan en la vida.