Para muchos emprendedores que salen al mundo y extienden las fronteras de sus negocios, el poder contratar talento local que mejor entiende las realidades de ese mercado es tentador. Si bien esto ofrece nuevas oportunidades de trabajo y trae diversidad al equipo en su totalidad, son varios los desafíos a tener en cuenta: superar retos en la comunicación, mantener la motivación alta y romper las barreras de las relaciones interpersonales a distancia.
Además de los anterior, según un informe realizado por Globalization Parterns, a lo anterior se suma que muchos equipos se enfrentan a problemas como la colaboración entre zonas horarias (49%), las leyes internacionales (44%), la programación del trabajo entre zonas horarias (38%), la gestión de equipos en diferentes lugares (29%) y las barreras lingüísticas (27%).
En entrevista con Endeavor, dos fundadores de compañías hablaron sobre su experiencia.
Martín Frascaroli, fundador y CEO de Aivo
Sin dudas, el principal desafío de tener equipos, oficinas y clientes distribuidos en el mundo es cultural. Más allá de las diferencias en las zonas horarias o idiomáticas – que son básicas – el desafío más grande es entender cómo piensa la gente que está en ese otro países, qué cosas les caen bien o mal y cuándo dicen “no” más fácil que otros.
Creo que el trabajo remoto se puede seguir haciendo siempre y la tecnología para ello ayuda. Lo que no está sucediendo, como sí sucedía antes, es que no te conocés con las personas. Lo que saca el trabajo remoto pero ocurre en el trabajo físico es encontrarse y compartir un mismo espacio y actividades con otras personas. Uno como emprendedor puede crear iniciativas para favorecer esa conexión entre los equipos, pero no es lo mismo. Y la contrapartida de ello es mantener la motivación por el trabajo. Una persona no sólo va a trabajar por los proyectos sino también por la gente con la que trabajás. Este, en mi opinión, es el punto más desafiante para mejorar.
Luis Navas, cofundador y CEO de Conexia
Trabajar remotamente en equipo es un desafío entre personas del mismo background cultural. Estos desafíos se acrecientan cuando los miembros del equipo están distribuidos geográficamente. Además de detalles culturales, está la barrera del idioma. Esta aplica incluso en el español que se habla en distintos países de Latinoamérica. En muchos lugares decir un “no” rotundo como es la usanza argentina es percibido como brusco y poco educado, prefiriéndose expresiones más vagas que dejan, en los argentinos, la impresión que la cosa tiene posibilidades de concretarse.
En nuestro caso, un chiste que circula entre los managers argentinos que gestionan equipos en Colombia es que hay que repreguntar muchas veces, cuando te dicen que todo va bien, seguro que hay algún problema y cuando te dicen que hay algún problema, es porque todo está por explotar!
Los equipos en Estados Unidos están acostumbrados a la comunicación frontal y franca, en este aspecto funcionan bien con los argentinos. Lo que los argentinos tienen que incorporar es aspectos formales, que en Estados Unidos son básicos y en Argentina “deseables”. Por ejemplo, conectarse a las videoconferencias cinco minutos antes de la hora (esto implica terminar la reunión anterior cinco minutos antes). Llegar a una reunión cinco minutos tarde en Argentina está OK, pero en EE.UU está muy mal visto.
El plus de los equipos multiculturales es que, cuando se superan estos desafíos y se los logra hacer funcionar, generan resultados muy interesantes y originales, que son raramente logrados en equipos más homogéneos culturalmente.
Frente a este escenario, existen diferentes soluciones para fortalecer la gestión de equipos remotos. Entre ellas:
- Establecer reglas comunes de trabajo que organicen al equipo en los procesos comunes y expectativas esperadas. Si bien esto puede parecer obvio, establecer pautas desde el comienzo evitará malentendidos futuros. Esto no sólo contribuye a mantener una línea dentro de la compañía sino que ayuda a que todo el equipo cuente con la misma información para desarrollar sus tareas.
- Mantener una comunicación periódica que ayude a crear un vínculo entre el empleado y el empleador. Tener líneas de comunicación abiertas garantiza un mayor entendimiento de los objetivos a cumplir, las pautas de entrega y una cultura de colaboración. Además de compartir temas relacionados a las responsabilidades del trabajo, es un espacio adicional para construir confianza y compartir noticias personales.