Por María Julia Bearzi
*Columna Original publicada en La Nación Digital
Desde promover la flexibilidad hasta la capacidad de adaptación, maneras de incentivar el crecimiento personal y profesional en un mundo en constante cambio.
En la actualidad, nos encontramos inmersos en un entorno donde el cambio es continuo, la inestabilidad es alta y la tecnología es omnipresente. En este contexto, ¿estamos formando a nuestros jóvenes con las habilidades técnicas y cognitivas que se necesitan para enfrentar este presente-futuro?
Estamos educando a una generación de nativos digitales, que tiene conciencia ambiental y social, que apoya la inclusión y que casi nació con el trabajo remoto. Sin embargo, también vemos cómo muchos jóvenes luchan contra la ansiedad y la presión ante el fracaso, agravadas por la inmediatez y el exceso de información que ofrece la tecnología.
En este contexto resulta clave formar a los futuros profesionales en emprendimiento y sus valores. Es decir, que los alumnos sepan reconocer una oportunidad, que puedan tener autoconfianza para asumir riesgos, que puedan adaptarse a entornos cambiantes, que puedan colaborar pensando en el otro. Todas estas aptitudes son intrínsecas a la mentalidad emprendedora.
¿Qué significa tener una mentalidad emprendedora?
Poseer y desarrollar un mindset emprendedor es una herramienta invaluable hoy en día. Es una forma de pensar y de vivir que nos permite pararnos de una manera determinada frente a las múltiples situaciones de la vida. Es el modo en que tomamos decisiones, nos enfrentamos a los obstáculos e incomodidades cotidianas. Es ver oportunidades e instancias de aprendizaje en donde muchos ven fracaso. Habilidades de desarrollo personal para la vida. Más allá de si deciden o no iniciar su propio negocio.
Hay varias posibilidades de acción para ofrecer a los más jóvenes las herramientas que los ayuden a construir un mejor futuro. A través de la educación, por ejemplo, y de la adaptación de los sistemas a las demandas del mundo de hoy. Esto se ve reflejado en que son cada vez más los chicos que deciden estudiar carreras STEM y afines (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas) cuando terminan el colegio.
Por otro lado, vemos cada vez más propuestas de carreras cortas y programas de aprendizaje de nuevas tecnologías. En esta línea, son muchas las alternativas de modalidad de estudio. Elegir hacerlo de manera virtual es muy común y potencia la accesibilidad de los alumnos.
Somos nosotros los responsables de presentarles este nuevo escenario y el panorama de oportunidades a los jóvenes. Desde Endeavor realizamos eventos, como la Experiencia Endeavor Sub20, para inspirar a las nuevas generaciones a través de historias y experiencias caracterizadas por estos valores que mencionaba anteriormente. Claro que no pretendemos que de estos eventos salgan todos emprendedores, pero con que uno solo se vuelva a su casa con preguntas, con ganas de hacer, con curiosidad por seguir aprendiendo, es un buen comienzo.
Es fundamental que dediquemos un poco de nuestro tiempo a los jóvenes. Cuentan desde los detalles hasta las grandes acciones, desde ofrecerles oportunidades laborales, enseñarles un oficio, acercarles propuestas, programas, información que puedan despertar su interés… Todo suma. Si invertimos en su futuro, estaremos invirtiendo en el de todos.
En conclusión, y por todo lo antes mencionado, considero que la mentalidad emprendedora es un activo invaluable en un mundo en constante cambio. Al fomentarla en las edades tempranas, no solo estamos preparando a los jóvenes para el éxito profesional, sino también para enfrentar los desafíos de la vida con confianza y determinación. Es hora de trabajar juntos para cultivar esta mentalidad y garantizar un futuro lleno de oportunidades para las generaciones venideras.