En esta nota, te compartiremos algunas ideas sobre cómo afectan estas dos grandes variables a la innovación y qué se puede hacer para mejorar las probabilidades de éxito.
Riesgo e innovación: un matrimonio necesario
¿El riesgo es siempre negativo o también puede ser positivo? ¿Cuál es la diferencia entre riesgo e incertidumbre? Estas son algunas preguntas que se hacen los emprendedores todo el tiempo, y más cuando van a comenzar sus proyectos. Importante: no hay que interpretar al riesgo como algo malo, sino que asumirlo en un entorno incierto también puede conducir a resultados mejores de lo esperado. A su vez, si no se asume el riesgo y no se innova, la competencia no dudará en querer ocupar tu lugar.
La mayoría de los líderes lo saben, pero en la vida real las cosas rara vez son tan blancas o negras. Por lo general, la verdadera cuestión es cómo asumir riesgos inteligentes y adecuados en una situación determinada. En la práctica, esto lleva a preguntas como: con qué agresividad invertir, con qué plazos y recursos, si se está dispuesto a canibalizar el negocio existente o sólo se invierte en la expansión a nuevas áreas de negocio, etc.
La innovación requiere un enfoque más cualitativo del riesgo
Uno de los principales desafíos que atraviesan los emprendedores en este tema es creer que pueden tomar decisiones relacionadas con la innovación de la misma manera que lo hacen para escalar sus negocios. La primera no tiene la información completa de lo que ocurrirá, en cambio, la segunda tiene más opciones para evaluar y calcular.
Esto no significa que se deban tomar decisiones sin conocimiento de causa, sino que hay que aceptar que no se puede saber todo antes de tomar una decisión y que, por tanto, es probable que haya que ajustar el rumbo en algún momento después de esa decisión inicial. Para los nuevos en la innovación, este cambio de mentalidad será crucial para lograr buenos resultados.
Además, hay que tener en cuenta que las probabilidades de los resultados dependen no sólo del emprendedor sino de otras cuestiones externas a él como el sector donde decide emprender, su nivel de ambición, sus capacidades, la competencia, entre otras.
El lugar de la suerte en la innovación
Con tantas preguntas abiertas sobre la innovación, la suerte juega un rol relevante. ¿Se puede crear la propia suerte o es algo que está fuera de nuestro control? Hay muchos defensores y buenos argumentos para cada lado de la discusión. El resultado de ese debate demuestra que: siempre hay que trabajar con compromiso, esfuerzo e inteligencia, así como tener un poco de suerte. Ambos se complementan (y potencian).
Así que, al final, uno no puede crear totalmente su propia suerte, pero puede mejorar drásticamente las probabilidades de que la suerte esté de su lado, y obtener muy buenos resultados incluso sin ese golpe de suerte.
Esta matriz lo explica más gráficamente:
Cómo mejorar las probabilidades de tener mejores resultados
Teniendo en cuenta lo anterior, todavía hay muchas cuestiones que se pueden trabajar para minimizar el riesgo y eliminar algunas de las incógnitas de la innovación que a veces pueden condicionar a los emprendedores. Estas son algunas formas de alcanzar esos objetivos:
- Centrarse en las necesidades de los clientes ⇒ Las cualidades superficiales como las características del producto o incluso el panorama de la competencia deberían pasar a un segundo plano.
- Aumentar el ritmo de la innovación ⇒ Cuanto más rápido sea, más probabilidades tendrá el emprendedor de adelantarse a sus competidores y centrarse en la acción en lugar de en la planificación – un concepto que ya explicamos que no va de la mano con el riesgo.
- Dividir el plan en partes para facilitar su realización ⇒ Los modelos Lean Startup o las metodologías ágiles pueden ser un gran aliado para este proceso.
- Sistematizar la innovación, no dejarla para unos pocos ⇒ Si la innovación es algo en lo que trabajan unas pocas personas, o un único equipo dentro de su organización, y no tiene un proceso sistemático para gestionarla, realmente el emprendedor está desperdiciando una oportunidad.
En resumen, para innovar, hay que hacer algo que otros no han hecho todavía, pensar de forma diferente y aceptar algún riesgo. La suerte juega un papel importante, pero incluso con buenas cartas se puede pedir una partida.