Josh Silverman, co-fundador de Envite y ex CEO de Skype, analiza las diferencias entre ser emprendedor y sumarse en una empresa ya encaminada. Sus consejos para surfear crisis sin naufragar en el intento.
Cuando era muy joven, Josh Silverman quería cambiar el mundo. En ese momento creía que la mejor manera de transformar la realidad era a través de la política, y así pasó un par de años en Washington, trabajando junto a un senador. Esa experiencia le enseñó mucho sobre liderazgo, y con ese aprendizaje en 1998 fundó su primera empresa, Evite, que vendió en medio de la crisis de las punto com dos años después. En 2003 desembarcó en eBay y fue el responsable de llevar al gigante de e-commerce a Europa. Entre 2008 y 2010 fue CEO de Skype, y desde 2011 es presidente del área de Servicios y Productos para el cliente de American Express.
De fundador a CEO
“Ser dueño tiene muchos privilegios. Como fundador tenés el coraje de afrontar decisiones difíciles y contás con cierta perspectiva sobre qué es lo que quieren los clientes. Hay algo del ´alma del negocio´ que viene de estar ahí en el principio, cuando son tres empleados y le hablás al cliente directamente y que es muy difícil de replicar. Por otro lado, el CEO es un empleado, que es contratado y puede ser despedido, y por eso mismo es difícil que tenga el mismo coraje. Sin embargo, tiene la ventaja de tener otra perspectiva, porque llega de afuera, y eso le da la capacidad de desafiar las convenciones. El emprendedorismo genera una capacidad que es fundamental en una gran compañía: la sensibilidad de ser dueño. Creo que donde estés, si pensás y actuás como un dueño, eso te ayuda a ser más valiente, generar mejores negocios, y tener mejores resultados”.
Liderazgo
“Cada acción que llevás adelante como líder tiene un impacto en la compañía. Cuando estás al frente de una organización, las personas están viendo cada cosa que haces, están interpretando tu lenguaje corporal, cuántas veces hablas por teléfono, cuántas reuniones tenés. Tener en cuenta lo que las personas esperan de un líder, sonreír todos los días, demostrar confianza y convicción son parte importante del liderazgo. En el trabajo no puedo darme el lujo de ser pesimista ni de quejarme. Eso lo puedo hacer en casa. Con mis empleados, mi obligación es transmitir confianza, convicción y una dirección clara”.
Crisis
“Cuando una empresa es exitosa, es normal pensar que funciona por todo lo que se está haciendo bien, cuando en realidad, todo va bien por algunas de las cosas que se hacen y a pesar de otras. El arte está en notar la diferencia entre los “porque” y los “a pesar de”. Una crisis, donde uno ve que va a chocar contra una pared a 100 kilómetros por hora, puede ser muy liberadora, porque nos da la oportunidad de tirar todo por la ventana y probar algo drásticamente diferente. Nunca hay que desperdiciar una buena crisis”.
Lo importante
“Ante los problemas es imprescindible estar súper enfocado, saber qué se necesita para sobrevivir y para construir valor para mis clientes en los próximos 6 meses. Una de las cosas más importantes es armar un sistema que permita que existan las responsabilidades personales: uno de los errores más comunes que he visto cometer en las empresas a medida que crecían es la imposibilidad de asignar responsabilidades individuales. Es fundamental ser consciente de cuáles son las cuestiones que realmente importan, rodearte con los mejores de tu equipo y exigirles responsabilidad”.