Pamela Scheurer: Me encantaría Ceci si podés contar lo que hacen en Zolvers, tu emprendimiento.
Cecilia Retegui: Zolvers es una plataforma online de servicios para el hogar. Hacemos foco en empleadas domésticas y cuidadores de personas mayores. Para que se den una idea, hay 17 millones de trabajadoras domésticas en Latinoamérica y el 28% del salario de las mujeres es de trabajadoras domésticas. Es un rubro complejo porque el 90% de ellas no están bancarizadas y viven en la informalidad. Lo que nosotros hacemos es abordar esta problemática desde tres ángulos diferentes: desde lo que es el marketplace donde les brindamos mejores oportunidades de trabajo a partir de la tecnología, transparencia e información y la inclusión financiera: se les abre una cuenta bancaria sueldo gratuita y a través de Zolvers Pagos, al cliente le debitamos su sueldo y lo mismo ocurre con los aportes para la AFIP. También, les brindamos créditos. Hoy Zolvers está en Argentina, México, Colombia y Chile con el sueño de seguir creciendo.
PS: Increíble. Qué bueno poder reinvindicar una figura que, la mayoría de las veces, está relegada.
CR: Efectivamente. Siempre digo que son las que más lo necesitan y no pueden comprar una heladera en cuotas. Es algo impensado para ellas. Hay mucho por hacer y ojalá nuestro granito de arena ayude a cambiar sus realidades.
PS: Seguro que sí. Lucy, contanos acerca de tu emprendimiento.
Lucy Vilte: Yo tengo un Ecohotel en Purmamarca que lo gestiono hace más de 15 años. Es un emprendimiento que heredé y que, día a día, le pongo mucha pasión porque creo firmemente que el turismo es un elemento transformador en las ciudades. El que piensa que la diversidad enriquece se tiene que dedicar al turismo porque tenemos constantemente que atender y estamos en contacto con un montón de culturas que nos enriquecen. Pienso que el turismo mal gestionado puede ser una bomba que deje a las personas sin recursos, mal comunicados. Creo que mi Hostal tiene un gran compromiso para que la comunidad pueda ser una usina de proyectos tanto sociales como ambientales que contagien y que muestren que el turismo sustentable es posible. Yo sé que no soy la empresaria más rica, pero debo estar en el Top 10 de las más felices y eso no se compra con dinero.
PS: A partir del testimonio de las dos, la palabra que se me viene a la mente es: inclusión. Turismo sustentable significa turismo diferente. Me gustaría que cuentes una historia de la que me hablaste hace un tiempo, la de la persona celíaca.
LV: Hoy está muy de moda la palabra empatía, ponerse en el lugar del otro. En el momento en que nosotros pensábamos en nuestros clientes, al inicio de la gestión, no teníamos recursos para hacer accesible el hotel. Me dije: “esto no puede ser, tengo que hacer algo” y notamos que había un montón de gente celíaca que viaja con valijas llenas de alimentos libres de gluten. Dijimos “vamos a hacer un desayuno libre de gluten y el que llegue acá va a tener su desayuno y lo vamos a sorprender”. Poco a poco, vimos la cara de felicidad de muchas personas, hasta que una señora de acercó y me dijo: “es la primera vez que yo me siento especial y no rara”. Ahí me dí cuenta que todo el esfuerzo valía la pena.
PS: Ceci, ¿cómo hiciste para llegar a toda esa cantidad de mujeres y traerlas a la plataforma?
CR: Hoy tenemos más de 130 mil trabajadoras y siempre que hemos gastado dinero en marketing campaña fue para buscar clientes, personas que necesitan una trabajadora doméstica en su casa. Es gente que nunca nadie se ocupó de ellas, que tiene mil complicaciones porque no puede trabajar fulltime como para cuidar a sus hijos y ven un lugar donde mínimamente tienen un precio de referencia. Así se fue dando y fue todo boca en boca. Más allá de que hay una capacitación presencial, después es 100% ligado a la tecnología. Lo aprenden, lo hacen, lo usan.
PS: ¿Ustedes creen que por el hecho de ser mujeres, son más sensibles o más propicias a tener esta empatía?
CR: Creo que tanto hombres como mujeres tienen empatía. Sí puede ser que, en ciertas áreas, dada la experiencia, una mujer se vea más inclinada que el hombre a ayudar. Creo que hay más tendencia por parte de la mujer a ello cuando hablamos de Zolvers porque se pueden sentir más identificadas con las historias.
LV: Cuando me piden hablar con mujeres les digo: “saquen ese potencial de mujer multitasking”. Hacemos mil cosas al mismo tiempo: llevamos los chicos al médico, nos fijamos que hagan los liberes, les firmamos la libreta, hacemos las compras en el super, entre más cosas. Volcar ese potencial en un emprendimiento va a ser una cosita más entre todo lo que ya hacemos. Venimos programadas para hacer eso. Para mí sí es un plus que todas las mujeres tengamos una gran inteligencia emocional.
PS: Ustedes se deben imaginar que estas chicas se levantaron un día, tenían una idea y la llevaron adelante. Pero las dos tienen historias bien diferentes. Ceci, vos estuviste 16 años en una empresa que fundaste, una empresa que funcionaba. ¿Por qué decidiste salir de eso?
CR: Lo que me pasó fue que me cansé de hacer lo que estaba haciendo. Tenía una empresa con dos socios que funcionaba bien, una empresa de software, pero el domingo ya tenía una sensación de que el lunes no quería ir a trabajar. Lo que hacía no me llenaba y buscaba hacer algo que le cambiara la vida a miles de personas. La decisión ya la tenía tomada, lo que faltaba era encontrar el momento justo para que le cerrara a todos. Justo había una persona interesada en ingresar a la empresa y aproveché. De repente, entre tantos grupos de Whatsapp que a veces tenemos en el teléfono, había gente pidiendo referencias de personas que trabajen en el hogar. Y así nació la idea para crear Zolvers. Inmediatamente me puse a investigar qué era lo que hacía falta y qué ya funcionaba en el exterior.
PS: Lucy, tu historia, tu génesis es distinta.
LV: Mi sueño (mi trabajo) inició en el antisueño. Tener un “antisueño” puede ser una oportunidad para emprender. Resulta que yo había jurado nunca volver a Jujuy porque era un bajón el emprendimiento que habían iniciado mis padres. Yo soy traductora de alemán, trabajaba para una multinacional y en distintas facultades de lenguas. Amaba enseñar. Había hecho un curso en Alemania y me habían ofrecido una beca para quedarme allá. Pero aún así, volví a Purmamarca porque perdí a mis dos padres en un lapso muy corto de tiempo. Yo tenía 28 años y me ví en Jujuy con ganas de arreglar aquello que habían hecho y volver a mi vida habitual. Y acá estoy 15 años después. Empecé a trabajar porque también necesitaba vivir de algo y me paré y me pregunté: “quién tiene esta oportunidad? Quién tiene un emprendimiento hotelero en Purmamarca?” En vez de ponerle odio, le puse alegría. Reinventé el negocio que hoy es un negocio nuevo, tiene mi propio sello y apliqué todas las enseñanzas que aprendí de mis padres. Hay que seguir las pasiones.
PS: Más allá de todos los éxitos, siempre un emprendimiento encuentra desafíos. Seguramente las dos pasaron por momentos difíciles, de pensar “cierro mañana y se termina todo”. ¿Qué fue eso que no les hizo bajar los brazos?
CR: En mi caso, lo que más me costó fue ir a buscar una ronda de inversión. No tenía idea de lo que era. Fue todo un aprendizaje. Fue un desafío muy grande porque implica hacer el contacto, ir, encarar al inversor y todos los pasos. Era cuestión de seguir y estar convencida de los fundamentos de mi emprendimiento.
JV: Yo creo que la clave para llevar adelante un proyecto exitoso está en el equipo, en creer que todo es posible. Creo que la Argentina tiene esa gimnasia de la crisis y crecer a partir de eso.
PS: Chicas, ya para cerrar. Ceci, vos elegiste una frase para cuando se empezó a publicitar la Experiencia Endeavor. Esta es: “lo único imposible es lo que no intentas”. Me gustaría, como mensaje final, que le expliques al público por qué esa frase te identifica a vos.
CR: Porque estoy convencida de que las cosas hay que intentarlas sin tener miedo al fracaso. Ese “tengo ganas pero tengo miedo de”, no va. Si no lo hacés, ¿cuándo lo vas a hacer? Capaz te va mal, pero no importa porque aprendiste un montón, te parepara para el futuro. Para mí tiene que ver con seguir intentándolo y hacerlo.
PS: Y, en tu caso Lucy, tu frase fue: “Lo que importa es el tamaño del compromiso”
LV: Esa frase se me ocurrió una vez mientras andábamos con el equipo. Habíamos logrado los primeros años acciones bastante importantes desde lo ambiental y social, entonces, se presentó la oportunidad de participar en un premio, de una cámara de comercio en el exterior que premiaba la sustentabilidad. Presentamos nuestro trabajo y me puse a escribir cómo cada uno del equipo colaboraba en el programa de Responsabilidad Social Empresaria. Uno de mis empleados me dijo: “los que se presentan ahí son empresas importantes”. Y nosotros somos un equipo chico de 6 personas de Jujuy. Ahí es cuando decís creer, crear y creerselá. Uno siempre debe tener la autoestima y saber sus objetivos. No importa que seamos pequeños, lo nuestro es valioso. Si cada uno podría replicar lo que hace el otro, el mundo se transformaría en cuestión de horas. Aunque sea pequeño, la convicción es transformadora.