Deloitte y ARCAP (Asociación Argentina de Capital Privado) lanzaron El Impacto del Venture Capital en el sector AgriFoodTech en Argentina, un informe acerca del estado de las inversiones en este sector – hoy muy por detrás de otros sectores – y sus oportunidades para el desarrollo en el país y en la región. Te invitamos a conocer sus principales conclusiones en esta nota.
Por qué es importante desarrollar el sector
La industria de la agricultura y de los alimentos trae soluciones para combatir algunos de los grandes desafíos locales y mundiales que tenemos por delante: escasez de recursos naturales, desigualdad alimentaria y crecimiento poblacional. Otro gran desafío es garantizar la sustentabilidad y reducir el impacto ambiental de ciertas prácticas agropecuarias. De acuerdo al estudio, al menos el 70% de la disminución del agua y el 30% de los gases invernaderos actualmente son generados por la industria agropecuaria.
Sumado a lo anterior, el desarrollo de este vertical produce conocimiento, retorno económico y empleo de calidad, en un sector que tiene mucho potencial de transformación. En este sentido, todos los actores de la cadena de valor agrícola se han visto alcanzados por estas innovaciones tecnológicas que actualmente son coniderados como tradicionales e imprescindibles a la hora de competir.
¿Qué cambios ya están sucediendo?
- Aumento de la eficiencia del cultivo a través de la tecnología como drones, Big Data y robots;
- Reducción de las ineficiencias de las cadenas productivas para llegar más directamente al consumidor;
- Disminución del daño ecológico a través de la producción de bioenergía, biocombustibles y fertilizantes y productos para los cultivos menos nocivos para el ambiente y para la producción;
- Optimización del uso de algunos recursos como por ejemplo el agua;
- Generación de proteínas basadas en plantas, entre otros.
Por qué este sector es una oportunidad para la Argentina
La industria de la agricultura y de los alimentos es, desde hace décadas, un pilar fundamental para la economía argentina. El país tiene grandes ventajas comparativas en este sector: a escala internacional se nos conoce como el “semillero del mundo” y contamos con excelentes condiciones climáticas y de suelo. Además, hay un profundo conocimiento aplicado al campo, esto está expresado en algunas líneas de punta como la maquinaria agrícola de siembra directa, la biotecnología o las tecnologías de la información y satelitales.
En este aspecto, Argentina no sólo está a la vanguardia mundial, sino que es un exportador líder en esta industria. Según un informe publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo en el año 2019, Argentina es, después de Brasil, el país de Latinoamérica con más emprendimientos dinámicos (startups) de AgTech en la región. Algunas razones que lo explican:
- La infraestructura científica del país puede acompañar una transformación del sector, con instituciones públicas y privadas que forman capital humano y generan conocimiento.
- Los costos de investigación en el país son más bajos en relación a otros países.
- La internacionalización de estos productos y servicios es una fuente de divisas para el país.
- En superficie, Argentina, luego de Brasil, es el segundo país más grande de Sudamérica y el octavo en el mundo.
- El país posee más de 45 millones de habitantes y capacidad de generar alimentos a 400 millones de personas. En otras palabras, tenemos potencial para producir alimentos para casi x10 veces nuestra población.
- Argentina se posiciona a nivel mundial como productor en contraestación, lo que permite llegar a países desarrollados en el hemisferio norte con productos frescos cuando allí no se producen y ser campo de innovación en el desarrollo de semillas modificadas.
Qué falta para poder explotar esta oportunidad en el país
No hay dudas que la Argentina tiene mucho potencial para desarrollar este industria. Si bien ya hay transformaciones que se vienen aplicando, todavía queda un largo camino por recorrer. El informe de Deloitte y ARCAP mencionan algunos argumentos que podrían ayudar a agilizar este proceso:
- Pensar el desarrollo del vertical en términos de política pública y a Argentina como un hub en la región capaz de generar tecnología de punta.
- Generar más acciones destinadas a atraer capital para este sector y fomentar su crecimiento. Actualmente, este sector en el país y en la región no está entre las primeras opciones que buscan los inversores (LAVCA).
- Generar puentes entre los productores más tradicionales y los fundadores de startups para que vean el trabajo que están haciendo.
- Analizar mejor las demandas de los consumidores para adaptar procesos y productos. Cada vez hay más conciencia de lo que llega a la mesa y más demanda de trazabilidad de esos productos.