En 2016 surge la posibilidad de postularme para cubrir el puesto de Directora Ejecutiva de Endeavor Argentina. El incentivo vino por parte de algunos CEOs más reconocidos en el país y reconozco que fue uno de los mayores halagos que recibí. En mi interior sabía que nadie conocía la organización y sus redes como yo: en 13 años había pasado por todos los puestos, conocía cada vicisitud de esta fundación, era parte de la transformación del emprendedorismo en Argentina. Sin embargo, mi mindset exigente me dispara un primer pensamiento: no estoy 100% preparada para esto.
Siete años después, con muchas lecciones aprendidas y habiendo dejado atrás las voces que me decían que no sería capaz de lograrlo, hay una que repito como un mantra: Las mujeres necesitamos más oportunidades pero también animarnos a aprovecharlas.
Según un estudio del BBVA, el hombre se postula a una búsqueda laboral aún cuando no posee todas las habilidades para desarrollarlo, mientras que la mujer ni siquiera lo intenta. Este indicador es tan solo una muestra de cómo actuamos frente a una misma situación.
Más allá de que los desafíos que tenemos las mujeres en el mundo son multicausales, me gustaría enfocarme en aquellos que sí podemos controlar y sobre los que podemos trabajar, cada una de nuestro lugar, siendo líderes, compañeras, amigas, madres, hijas, y que están basados en mi propia experiencia:
- Me levanto todos los días pensando en que todo lo que hago tiene que ser un ejemplo para mis hijos. ¿Cuáles son los valores que quiero transmitirles sobre mi lugar como mujer en el mundo?
- Generar oportunidades para mi equipo, formado por 8 líderes mujeres que son inspiración y modelo cada una desde su rol, para multiplicar su impacto en nuevas generaciones.
- Empatizar con la realidad de cada una de las líderes: el 50% de las mujeres que trabajan en el equipo son madres y, como líder, busco que puedan desempeñar su maternidad sin descuidar su desarrollo profesional. Flexibilidad, trabajo en equipo, home office, vacaciones extendidas, son algunas de las políticas que implementamos.
- Yo no nací pensando en grande, sino que aprendí a pensar en grande con la gente que tengo alrededor. Reconocer el trabajo de cada una, incentivarlas y motivarlas a que se animen a asumir posiciones de poder y democratizar la toma de decisiones, es uno de los aportes que hago como líder continuamente.
- Ser generosas con el conocimiento, redes y contactos que uno tejió y compartirlo con aquellas mujeres que recién están empezando. Desinstalar la competencia entre nosotras.
- Aprender continuamente de las demás. Como líder reconozco que no tengo todo el know how, por eso busco que mis equipos me complementen y me enriquezcan con su experiencia y talento. Además de capacitarme continuamente, reconocerme imperfecta promueve el desarrollo de una mentalidad de crecimiento continuo.
Tenemos que tener en cuenta que este es un ecosistema que fluctúa constantemente. En ese sentido, para estar más permeables a las oportunidades tenemos que estar preparados para poder cambiar a la par del contexto, adquirir la gimnasia de actualizarnos constantemente, con las tendencias, las últimas tecnologías…
El año pasado tuve la posibilidad de comenzar un MBA que planeo terminar este año y más allá de que todavía no sé cómo me las arreglé con los tiempos, es algo que no podía dejar pasar. Y a veces es simplemente eso, saber dónde invertir para seguir creciendo y generando las oportunidades que nos van a llevar a dónde queremos, soñamos o bien, por qué no, a donde nunca imaginamos.
Norma Lezcano
Muy interesante la nota,gracias por compartirla. Me sentí muy identificada con mucho de lo que decis y me quedó dando vueltas la frase que decis ,que las mujeres no se animan a postularse a un trabajo si no están sumamente preparados y que los hombres, si. Creo que realmente es así, en mi caso me ha pasado y recién este año me he animado a hacer cosas para las cuales me sentía preparada pero me faltaba. Es bueno empezar a animarnos y apoyarnos. Gracias