A sus 22 años, Santiago Bibiloni fundó Balloon Group, una agencia de e-Commerce que, sin inversión de terceros consiguió trabajar para 400 clientes en 12 países, convirtiéndose en una de las empresas argentinas de mayor crecimiento en su industria. Al año de su fundación, se sumó José Gettas como socio, quien ya era amigo de Santiago desde el colegio.
En una empresa de servicios – como agencias, consultoras y estudios, entre otros – a nadie le gusta cargar horas. Por ende, esto hacía imposible entender con precisión dónde estaban los costos (y por ende la rentabilidad) de los proyectos en los que se trabajaban.
Padeciendo este problema en su propia agencia, decidieron analizar cómo los grandes jugadores del mundo lo estaban resolviendo. Allí entendieron que esta industria, de más de 50 trillones de dólares anuales, no sabía ni podía predecir cuánto dinero ganaba o perdía con cada proyecto en tiempo real.
Así fue como nació COR, un software inteligente que automatiza la carga de horas, la creación de tareas y el reporting, permitiendo a las empresas de servicios incrementar sus ganancias, predecir sus fechas de entrega y asignar mejor sus recursos. Con la ambición de revolucionar la industria de servicios a nivel mundial, en marzo de 2017, la empresa decidió trasladarse a California para impulsar COR desde Silicon Valley.
En una entrevista con Endeavor, Santiago compartió sus claves para llevar adelante la empresa y esto es lo que respondió:
¿Qué valores tratan de transmitir a través de la empresa?
SB: Lo primero es problem-solving: qué problema estamos resolviendo, qué tan doloroso es ese problema y para cuánta gente. En cada decisión y en cada paso que damos en COR siempre nos preguntamos si estamos pensando en grande. Si el problema existe en un mercado más grande (global o regional), ¿por qué apuntar solamente a un país?
El pensar en grande aplica también a la cultura. Cada vez que se nos presenta un desafío nos preguntamos: ¿si otros lo lograron, por qué no podríamos hacerlo nosotros también? Así es como nos planteamos las cosas desde el día uno. Si creíamos que la primera meta era impensable -y lo logramos- la próxima será aún mayor. Para alcanzarla, solo queda perseverar y trabajar en equipo…
Esta es la combinación que nos convierte en un equipo imparable: setear metas grandes, atacarlas en equipo y perseverar hasta alcanzarlas.
¿Qué desafíos iniciales se les presentaron? ¿Cómo los resolvieron?
SB: Uff, demasiados. En los primeros 6 meses post inversión, un co-founder bajó su cargo; la manera en la que vendíamos era errónea y debimos cambiarla toda; un “inversor” se dio de baja; entre más ejemplos. Era más fácil matar la empresa que seguir adelante. Pero lo resolvimos con mucha perseverancia y rodeándonos de los mejores. Al principio era por “un sueño”. Hoy además del sueño, hay mucha responsabilidad con el equipo e inversores.
COR ya tiene como inversores y advisors a las principales figuras norteamericanas de Silicon Valley, además de clientes multinacionales en 13 países y un equipo que no para de crecer.
¿Cuál es el consejo que le darías a un emprendedor que recién está empezando y tiene todo por delante?
SB: Las personas generalmente no son conscientes de lo que son capaces, del poder que tienen adentro. Creen que quienes logran algo “grande”, tuvieron suerte, un dote especial o una gran idea. Y es mentira. En la mayoría de los casos se trata de quienes se animan a soñar en que todo es posible y luego perseveran hasta cumplir aquello que se proponen.
Luego, si lo alcanzan, son vistos como “distintos”, pero fueron “iguales” a nosotros hace un par de años. Si cada uno de nosotros viviera creyendo que no tiene techo y que los límites se los pone uno, seríamos verdaderos protagonistas de nuestras vidas. Y a esto los quiero invitar.
Uno de los profetas que más admiro dijo; “Emancipate yourselves from mental slavery because none but ourselves can free our minds”. Siempre es temprano para romper con los paradigmas que no te permiten llegar a donde querés.