Cuando habla transmite paz, calidez, inspiración. Empieza la charla mostrándonos por videollamada las camelias de su jardín “es la primera vez que las puedo ver florecer porque siempre estoy de viaje para esta época”, rescata como uno de los beneficios de esta nueva realidad. Varios minutos más tarde nos contará que más de 300 restaurantes y hoteles se cayeron por la pandemia: “a veces hay que reparar, silenciarse, recalcular” Repensar el norte y encontrar una nueva oportunidad: así Inés y su equipo, a quien halaga en cada intervención, se pusieron a trabajar para analizar en profundidad las propiedades inmunológicas del té y crearon 10 nuevos blends y un sistema logístico para llegar a todo el país. Un signo de que para Inés la pausa es sagrada.
Fue gracias a la pausa que se dio cuenta de que quería dedicarse al té. Antes de los 20 años le descubrieron olfato absoluto y decidió usarlo a su favor: estudió como perfumista y trabajó en el museo Guggenheim de New York; en la planta baja tenía una casa de té a la que Inés amaba ir “porque era el único lugar donde la gente se calmaba un poco” y como cliente empezó a hacer sus propias combinaciones. Así surge Inés tea blender.
Pero todo lo que llegó después fue a costa de aprendizaje, mucho estudio y ejecución. Dejó la seguridad de trabajar en una de las mejores compañías del mundo y del bono a fin de año para volcarse a emprender, con todos los riesgos que eso conlleva. Para eso puso su intuición y su pasión, pero sobre todo, trabajo y mucho aprendizaje.
Llegó a hacer té para el Dalai Lama, el Rey de España, Lenny Kravitz y muchas otras personalidades, pero continuamente se ocupa de remarcar que no se llega solo, que detrás de todo esto hay un equipo de dreamers & doers, como ella los llama, y aprendizaje de su parte. “Entendí que yo, como líder, le tenía que dar a mi equipo no solo un salario económico, sino también emocional: calidad de vida, pensar en ellos, qué necesitan, cómo pueden estar mejor y disfrutar”
Uno de los más grandes aprendizajes que tuvo fue dejar el ego de lado. “Me llevó mucho trabajo, yo nací como una niña mimada en la carrera y eso, quieras o no, te agranda un poquito” Pero en un momento se dio cuenta de que el ego la estaba llevando puesta.
“Endeavor para mí fue aprendizaje, le debo tanto tanto tanto…aprender eso, a decir tengo tanto por aprender, ¡todavía me falta tanto!” “Si vos crees que te la sabes todas no te dejas inspirar…tener ese vacío, el vacío de todo es la oportunidad de todo. Y también es lo que te mantiene el entusiasmo y la búsqueda”
Quizás sea esa la fórmula para seguir soñando. Por ahora, el próximo paso está en el mercado asiático.
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