La historia de Kuky Pumar comenzó en 1966. Su papá tenía una juguetería en Constitución, pero, a pesar de tratarse de un barrio muy transitado, a su negocio no le iba bien y no llegaba a facturar lo que necesitaba para pagar los gastos. “Todos los meses mi papá iba a hablar con el jefe de la estación para que posponga el momento del pago del alquiler y que no le aumente. La realidad es que un día el jefe le dijo: “Roberto, ¿por qué no probás cambiar de rubro? ¿Y si te animás a poner música?”, conto Pumar. A su padre le encantaba la música así que fue al Centro Cultural del Disco a comprar discos y se los puso a vender. La disquería les cambió la vida desde lo económico hasta lo profesional. “La disquería de mi papá llegó a ser la segunda en ventas en el país y eso demandó que tuviéramos que colaborar toda la familia”, explicó el emprendedor.
Todos los viernes, la mamá de Kuky lo iba a buscar a la salida del colegio. Ese día era uno de los más importantes de la semana: se trataba del momento en donde el negocio vendía más que en cualquier otro. Por eso, debían trabajar en equipo. “Mi papá ponía el tema exitoso de la semana y cuando los clientes lo escuchaban, yo estaba en el piso y embolsaba los simples. Ellos tiraban la plata en el piso y ahí empezaba a acomodar los billetes. Ese fue mi primer trabajo”, explicó el emprendedor.
En 1983, la familia tuvo la oportunidad de comprar un sello discográfico que tenía 100 cintas. Con ayuda económica de su padre, Kuky lo compró y se volvió dueño de su primer emprendimiento. “A mí siempre me gustó el rock nacional como Pescado Rabioso, Sui Generis y también el internacional como Los Beatles y Creedence. Pero la experiencia de lo que había observado en la disquería de mi papá me decía que lo que yo tenía que hacer era otra cosa. En esa época me di cuenta de que no se vendía tanto la música popular. Me cansaba que siempre se escuchara lo mismo y quería darles lugar a voces nuevas”, relató Pumar.
El joven tenía sed de algo más: quería que existiera la Madonna de la cumbia y el Michael Jackson de la bailanta. Así fue como les dio lugar a artistas que estaban naciendo como Ricky Maravilla, Antonio Ríos, Lía Crucet, Gilda, Ráfaga, Los Palmeras y Leo Matteoli. También colaboró en la creación de Televisa y en el desarrollo de artistas como Cristian Castro y Thalía, entre otros.
Su negocio continuó hasta el año 2000. Con el cambio de milenio, las proveedoras de Internet empezaron a lanzar banda ancha. Este cambio significó una amenaza para la industria porque los usuarios empezaron a bajarse los discos desde la casa. “Un día le llevé a mi hijo un disco de Intoxicados diez días antes de que saliera al mercado y cuando se lo di, lo metió en la computadora porque quería compartírselo a sus amigos. Eso me cambió la cabeza. En los días siguientes, tuve una reunión con los gerentes para hablar sobre ese tema”, confesó el emprendedor. Para el negocio familiar, las redes limitaban sus ventas y capacidad de crecimiento, sumado a luchar contra un fenómeno que iba en expansión. En consecuencia, Kuky decidió analizar las redes y notó que éstas eran mayormente utilizadas por los jóvenes. Y los próximos en meterse también iban a ser sus hermanos menores, los niños de la casa.
Pero, ¿Qué pasaba con la música infantil? No había videos de las canciones. Las canciones existían como audio, pero no contenían imagen. Lo que en un primer momento fue sólo sonido después cambió para volverse audiovisual. “Lo que hice fue unir dos razonamientos: canciones que les gusten a los chicos y los dibujitos animados. Le dimos imagen a las canciones de la granja y de María Elena Walsh. Pero el tema era que apuntábamos sólo a un público argentino. Con la aparición de las redes sociales, podíamos exportar el modelo a los demás países”, explicó Pumar.
En el año 2011, YouTube desembarcó en la Argentina y fue la oportunidad para duplicar los ingresos. En ese momento nació El Reino Infantil, con su propio estilo, miniaturas y tipografías para que cualquier niño que todavía no sabe leer ni escribir pueda identificar de qué se tratan los productos. Con el tiempo, el emprendimiento se convirtió en el canal N°1 de YouTube en español y N°15 en toda la historia de la plataforma con sólo 9 minutos de producción de video semanal.
Sin embargo, todavía terminaban los desafíos apara el emprendedor. “Es muy difícil conseguir a los suscriptores en nuestro target porque ellos son muy chicos y YouTube un mar de contenido para comunicar algo de forma masiva. Ellos son nativos digitales, viven en las redes y no les interesa la televisión”, agregó.
Por esta razón, Pumar buscó propuestas nuevas. Además de El Reino Infantil creó El Reino Series que cuenta con todas las series infantiles animadas. “Los niños no miran ni Tom y Jerry, ni Bugs Bunny, miran series nuevas editadas con el concepto de hoy. Tampoco van a mirar ni a jugar a la vidriera como lo hacíamos nosotros. Ahora se hace todo desde las redes”, explicó. En esta línea, el emprendedor planea lanzar un nuevo producto para el próximo mes: El Reino Play, una over the top donde los chicos tienen videojuegos y videos sin publicidad.
Todos estos cambios hicieron que el emprendimiento, que en un comienzo se llamaba Leader Music tuviera que llamarse Leader Entertainment Group. “Nos transformamos en un negocio 360. Antes, nuestro modelo de negocio consistía en producir y vender los discos. Ahora nos dedicamos a dar licencias como por ejemplo peluches, mochilas, juguetes, revistas y libros. Buscamos al mejor en cada uno de esos rubros y con ellos hacemos negocios”, aclaró.
Lo que en un comienzo pareció un enemigo, después fue una herramienta para crecer “La realidad es que cuando uno se pone en un negocio escalable, en donde 20% de nuestros ingresos son de Argentina, pero el 80% provienen del resto del mundo, todo se hace mucho más fácil. Los chicos esperan productos multiplataforma: quieren que por un lado estén en las redes y, por el otro, en el espacio real”, dijo el emprendedor.
Después de varias décadas de emprender y de haber pasado por varias industrias del entretenimiento, hoy Kuky Pumar es optimista y cree que es el momento ideal para empezar. “Estamos en el mejor momento porque las grandes compañías son las que tienen problemas. Son como el Titanic: tienen el hielo a dos kilómetros, pero saben que se van a estrellar igual. En cambio, nosotros estamos en el bote y tenemos la posibilidad de maniobrar. Somos más rápidos para tomar decisiones y hay muchas oportunidades”, detalló.
“Siento que soy un perro callejero. Estoy buscando, voy olfateando y viendo. Lo importante es no perder el hambre de emprender aún cuando sobra el éxito. Soy un hombre que piensa en el presente y en el futuro. Todo eso me hizo entender que aquellas cosas que habían pasado ya estaban atrás y uno siempre se puede encontrar con algo mejor. Por eso quiero seguir hambriento para poder probar nuevas cosas”, concluyó.
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