Melina fundó su emprendimiento con un espíritu disruptivo, en busca de crear nuevos conceptos a fines a diversos ámbitos: corporativo, educativo y artístico. Con un equipo de tan sólo 4 personas, ella lidera Smell Me y ya trabajó para talleres olfativos en Francia y España. Empezó con un sobrecito perfumado y poco a poco, encontró un nicho con mucho potencial en el mercado.
Meli, ¿Cuál es la historia detrás de tu emprendimiento? ¿Cómo nació Smell Me?
Yo estudié Comunicación y trabajé en Prensa. Siempre me consideré una persona creativa. En un momento de mi vida me planteo: ¿Qué hago con toda esta creatividad? Es decir, cómo empiezo a plasmarlo. Siempre supe que quería tener un proyecto personal pero no sabía cómo. Siempre me imaginé emprendiendo, toda mi vida. Cuando yo era muy chica, no existía la palabra emprendedora. Cuando empiezo a buscar para qué rumbo cambiar mi carrera, comencé a trabajar en el área de marketing de una empresa de perfumería. Resultó que combinaba parte del día en ese área y parte en el laboratorio. Años atrás había realizado un curso de perfumería, tengo un gran olfato, una fuerte pasión por oler, es cómo mi gran don. Allí en el laboratorio, se me ocurrió la idea de hacer algo de este apasionante mundo. Pensé: ¿cómo mostrarle a la gente un mundo que es tan cerrado? Si yo te cuento cómo se huele en un laboratorio, cómo se enseña, la verdad es que nunca nadie nos enseñó a oler. En el colegio nos enseñan los colores, la música y las formas, pero no a oler. Con otros sentidos si jugamos, pero con el olfato, no.
¿Cómo es tu modelo de negocio?
En su mayoría me contactan varias marcas para diseñar experiencias y acciones en base a un concepto. Estas empresas pueden ser relacionadas a la Perfumería o a otros rubros como Tecnología y Turismo. A esto se suman otras actividad como consultorías, talleres de experiencias sensoriales, talleres de evaluación de tendencias en el mercado, etc.
¿Qué desafíos iniciales se te presentaron a la hora de crear Smell Me?
Mi desafío inicial fue reinvindicar un sentido poco reconocido a través de nuevos conceptos que lo acerquen al público y le permitan conectar con todo su potencial. Si bien el mercado donde aplicarlo es enorme, el entendimiento y la explicación de lo que hago fueron puntos complejos al principio. También, por supuesto, materializar la idea en un proyecto económico rentable.
¿Cuáles son tus desafíos actuales?
Al tratarse del mundo sensorial, mi emprendimiento pareciera de nicho, pero con el tiempo fui descubriendo que aplica a varias sectores cómo el gastronómico, cultural, empresarial y educativo, por ejemplo. Si tuviera que decir algo, diría que el desafío actual es lograr un mayor alcance con el consumidor final, lograr crear una propuesta de alcance masivo. Me imagino que podría tratar esto con talleres y experiencias donde participen más personas. Las posibilidades son infinitas dado que percibimos el mundo a través de los sentidos.
En el mundo actual podríamos decir que predomina lo visual, pero vos decidiste darle una vuelta más y te inclinaste a lo olfativo, ¿por qué? ¿Qué te inspiró?
Primero, pienso que tiene que ver con una cuestión personal, de intuición. O sea, si tengo que decirlo, no fue una estrategia de mercado incialmente. Pero cuando me fui dando cuenta de lo que quería hacer y la gente me lo empezó a pedir, me paré y dije: “esto no existe”. Yo tenía ganas de hacer algo y seguí mi pasión, mi creatividad y mi sensorialidad.
¿Se puede desarrollar el olfato en una persona?
Sí. Se puede entrenar el olfato. Pero, también hay que tener en cuenta que existen un montón de personas que tienen distintas capacidades de olfación. El olfato es algo inconsciente y tan poderoso que, aunque no nos demos cuenta, es muy importante en nuestras vidas. La manera en que uno se acuerda del verano, un plato de comida de la abuela y muchos ejemplos más. Si hay algo que no te gusta y lo identificás con su olor, te lo vas a acordar. Por eso en el taller lo que hacemos es desarrollar todo esto, y es adictivo, porque terminás conociendo más sobre algo que no le prestabas tanta atención.
¿Creés que emprender fue un antes y un después en tu vida?
Si, definitivamente. Emprender me cambió la vida. Al principio tuve mucho miedo, tuve que apostar a mi inversión inicial, armar un plan de negocios pero todo era muy incierto porque el camino estaba por hacerse. Tuve mucha inseguridad pero ahora confío plenamente en lo que hacemos. Si escucho a alguien que quiere emprender, voy a darlo todo para poder ayudarlo. Para mí es un cambio de vida. No lo cambiaría por nada en el mundo por más que trabaje 24/7. Es mi pasión.
Por último, ¿qué le recomendarías a futuras mujeres emprendedoras?
Que se animen, que confíen en ellas mismas y, por sobre todo, que crean fuertemente en su proyecto. A veces, hay personas que te dicen que “ya está todo inventado” cuando en realidad no es así. Hay que ignorar ese tipo de opiniones porque, quizá, una idea puede generar un cambio social. Hay un mundo por hacer.
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