Fundada en 2009 por Dan Kaplan, Fernando Goldbaum y Linus Spatz, Inmunova dio sus primeros pasos en la Fundación Instituto Leloir, donde llevaron adelante varias pruebas de conceptos en biotecnología mediante una plataforma tecnológica (Inmuno MultiCarrier – IMC®), que permite desarrollar vacunas y una generación de anticuerpos para diferentes enfermedades.
A partir de ahí, el foco fue trabajar en la investigación, diseño y desarrollo de tratamientos terapéuticos para enfermedades huérfanas –son aquellas que hasta el momento no tienen ningún tratamiento disponible– como el síndrome urémico hemolítico y el hantavirus, además de nuevas terapias de inmunomodulación en cáncer, entre otros proyectos innovadores.
La compañía obtuvo el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a través del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR) y el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC). Posteriormente accedió a financiamiento de inversores privados; el principal de Grupo Insud, un grupo farmacéutico argentino con presencia global. Además de los anteriores también aportó el inicio de servicios de caracterización y control de calidad de proteínas recombinantes y anticuerpos para la industria y laboratorios académicos.
Así, a lo largo de estos años, se fue consolidando como una compañía modelo de articulación público-privada, desarrollando distintas tecnologías en colaboración con el CONICET y que están protegidas por más de 40 patentes en Argentina y en los países más importantes.
En la actualidad, Inmunova se encuentra en proceso de lo que podría ser un hito en nuestro país y el mundo: lograr el primer tratamiento que consiga frenar el síndrome urémico hemolítico (SUH). De hecho, el trabajo de investigación en este avance fue distinguido en 2017 con el Premio Gran Innova, que otorga Samsung en Argentina.
¿Qué es el SUH?
Se trata de una intoxicación producida por ingerir alimentos contaminados con la bacteria Escherichia coli productora de toxina Shiga, que puede estar en la carne (se conoce como el “mal de las hamburguesas crudas”) pero también en frutas, verduras, leche sin pasteurizar y en el agua. Afecta principalmente a niños y puede provocar problemas renales, dejar secuelas crónicas o incluso la muerte.
Argentina tiene la mayor incidencia mundial de SUH en menores de 5 años, es la primera causa de insuficiencia renal aguda en pediatría y origina el 20% de los trasplantes de riñón en chicos y adolescentes. Al año, hay aproximadamente 5.000 infecciones por toxina Shiga y unos 500 chicos desarrollan el síndrome.
Otros países como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Japón tienen brotes de SUH. En 2011 Alemania sufrió uno, por vegetales contaminados, que afectó a casi 4.000 personas. A principio de 2019 en Estados Unidos, hubo 62 personas infectadas.
El SUH es una enfermedad huérfana y no existe ningún medicamento específico aprobado para prevenirla.
¿En qué consiste el desarrollo de Inmunova?
“El medicamento es un suero antitoxina similar al que se usa como tratamiento contra el veneno de serpientes y alacranes o contra la toxina tetánica, que actúa neutralizando la toxina Shiga, responsable de desencadenar el síndrome”, explica Linus Spatz, director de Inmunova. “De esta forma, evita que se desarrolle la enfermedad y que provoque daños en los riñones y el sistema nervioso”, confirma.
Luego de los estudios preclínicos, iniciaron un ensayo de Fase I –al igual que se hace con todos los medicamentos– junto con el equipo de Farmacología Clínica del Hospital Italiano de Buenos Aires, para evaluar la seguridad del suero antitoxina. Se administró a adultos voluntarios sanos y los resultados fueron muy positivos.
El programa de desarrollo clínico se presentó a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT); también a las autoridades reguladoras de Estados Unidos (FDA) y Europa (EMA), incorporando al diseño final las sugerencias de las tres entidades.
Además, el medicamento obtuvo la designación de droga huérfana en Europa y en Estados Unidos.
El siguiente paso, con la aprobación de la ANMAT, fue comenzar la etapa final de estudio con un ensayo de Fase II/III, que permita evaluar la eficacia y seguridad en pacientes pediátricos en riesgo de desarrollar el síndrome.
El estudio ya empezó en siete centros: Hospital Interzonal General Dr. José Penna de Bahía Blanca, Hospital Italiano de Buenos Aires, Hospital Dr. Lucio Molas de Santa Rosa, Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, Hospital Provincial Neuquén Dr. Eduardo Castro Rendón, Hospital General de Niños Pedro de Elizalde de CABA, Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de Santa Fe y se está evaluando incorporar otros centros de Buenos Aires e interior del país.
“Este producto es fruto de muchos años de trabajo de un equipo grande de gente”, comenta Fernando Goldbaum, director científico de la compañía. Unas 25 personas trabajan en Inmunova y cerca de 200 participan del proyecto entre investigadores, médicos y profesionales de la salud de los hospitales y centros donde se realiza el estudio.
Además de la tarea fundamental de concientización sobre las medidas que ayudan a prevenir el SUH, poder contar con un tratamiento que evite el desarrollo de esta enfermedad grave sin duda contribuirá a disminuir significativamente su impacto en Argentina y el mundo.